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Docencia

Virtualidad e inclusión: desafíos en la pandemia 

Nov 23, 2020
Escrito por: Sonia Zamora
 

                                           

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
 

La Licenciatura en Educación Especial de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) se enfrentó en el último semestre de 2020 a uno de los desafíos más grandes en su historia: continuar con sus prácticas pedagógicas a pesar del distanciamiento social que se estableció para tratar de contener la propagación de la pandemia del COVID-19. 

Aquellas poblaciones vulnerables con algún tipo de discapacidad no podían dejar de recibir el apoyo de los estudiantes de este programa, por lo que 120 futuros docentes se le midieron al reto de hacer parte del equipo de las 23 instituciones con las que la UPN tiene convenio, para continuar llevando educación en medio de una situación sin precedentes.

Olga Lucia Ruíz, docente y coordinadora de prácticas de esta licenciatura, explica que lo primero que tuvieron que  hacer fue reconfigurar el sentido mismo de la praxis. “Tanto los maestros como los estudiantes debíamos entender que hay otras formas de hacer la práctica, que no solamente se da cuando tocas físicamente al aprendiz o pones un pie en la escuela", explica.

El siguiente paso fue identificar los lugares dónde los estudiantes de tercer a sexto semestre podían realizar sus horas de trabajo, analizando en dónde ya lo hacían antes de la pandemia y qué necesidades existían en esos contextos. 
 

El establecimiento de los planes de trabajo también fue fundamental, pues requirió entender que si bien hay horarios establecidos para llevar a cabo la práctica, estos se podían extender en escenarios en lo que, por ejemplo, una mamá  llamara después de las 6:00 p.m. a realizar alguna consulta.

"Todo se dio por la muy buena voluntad y disposición de nuestras maestras asesoras de praxis y de nuestros estudiantes que asumieron el reto de una manera maravillosa", explicó la profesora Ruíz.

Durante este tiempo los practicantes se encontraron con sus estudiantes a través del computador, el celular, whatsapp y llamadas telefónicas. Su desafío fue planear sus clases de otra manera, teniendo en cuenta que ahora junto a sus estudiantes estaban también sus abuelos, padres y hermanos mayores, con guías inclusivas para aquellos con discapacidad visual, auditiva, motora o intelectual.  

"Los estudiantes se sorprendieron de la cantidad de cosas que consiguieron, aprendieron a utilizar la tecnología como mediación pedagógica, a ser accesibles y a mantener la atención de los estudiantes que están al otro lado de la pantalla sin contar con la presencia física", agregó la docente Ruíz. 

En su concepto, quienes hicieron su práctica profesional este semestre van a salir a las aulas con un plus que es no solamente un mejor manejo de la tecnología sino una reflexión sobre lo humano, sobre qué es acoger al otro, cómo escucharlo y lo leerlo para conocer sus soledades, angustias, y alegrías.

También es destacable que en este nuevo esquema de prácticas existió la posibilidad de ver el espacio en el que se desarrollan los niños, lo cual se tuvo en cuenta en el momento de generar el contenido de las clases para encontrar otra forma de acompañamiento muy interesante. 

Lina Hernández, docente de licenciatura, resalta la responsabilidad social con la educación que llevó a todos los maestros a preguntarse en medio de esta situación cómo implementar nuevas estrategias. "Una carrera como esta que es tan social, del encuentro con el otro, de conversar, de mirar, de un momento a otro se reduce a una pantalla y hay que buscar una forma de retroalimentación distinta, confiar en el otro, creer en que cuando mandas alguna actividad está allí atento y disponible".                                           

 
                        

                        
  Otro punto resaltado por la docente Hernández es que la virtualidad permitió llegar a esos lugares que tal vez con la presencialidad no se alcanzaban, trascendiendo por medio de una formación de calidad, sin importar el medio utilizado. 

Adicionalmente, la licenciatura organizó capacitaciones en las que estuvieron distintos invitados nacionales e internacionales de manera virtual que permitieron nutrir el aprendizaje de los futuros educadores especiales. 

"Una de las habilidades que debemos tener como maestros es la de transformación y adaptación a los cambios. Este mundo no va a volver a ser igual y con la nueva normalidad tenemos que acostumbrarnosa estos medios. Lo hemos hecho bien, aunque nos falta y aún tenemos mucho que aprender", concluye la educadora. 

La Licenciatura en Educación especial tuvo que hacer ajustes razonables frente al acceso a la información, respecto a otras didácticas y estrategias, para pensar en nuevas formas de comunicar que fueran efectivas e incluyentes con las poblaciones con las que trabaja que van desde niños de dos años hasta adultos de 18 que están incluidos laboralmente pero tienen una discapacidad intelectual.