Un abanico de posibilidades que resalta como una de las fortalezas de este programa la profesora Gloria Janneth Sánchez Orjuela, coordinadora de la Maestría en Educación. Para ella esta variedad de miradas permite, además de una comprensión más amplia de la realidad, identificar posibles lugares de intervención desde los cuales transformar la educación.
Algo que conoce de primera mano la docente, pues antes de llegar a este cargo en agosto del año pasado también fue profesora de la maestría desde 2015 y es egresada de la misma. Para ella esta característica del programa le permitió vincular en su proyecto de investigación temas de su interés académico y profesional como lo son la historia de la educación y la pedagogía y el campo de la educación especial.
“Logré articularlos en la maestría y desde ahí conseguí situar mi tesis. Tuve siempre un acompañamiento cercano desde el primer semestre de mi directora de tesis y ella se constituyó en un apoyo muy importante. Termina uno construyendo unos vínculos profesionales y personales muy fuertes”, recuerda la profesora Sánchez sobre su experiencia.
Historia de la Educación, la Pedagogía y Cultura Política es uno de los cuatro énfasis que conforman a la Maestría en Educación de la UPN junto a Evaluación y Gestión Educativa; Educación Comunitaria, Interculturalidad y Ambiente y Educación Superior Conocimiento y Comunicación. Líneas sobre las que se fundamenta el enfoque centrado en la formación de investigadores que tiene el programa como su sello distintivo.
“Otro elemento que diferencia a la maestría de otros programas es su flexibilidad y la manera cómo está pensado y organizado su plan de estudios y su propuesta curricular”, comenta la profesora Sánchez. Una estructura que está basada en criterios de flexibilidad, movilidad, transdisciplinariedad e interdisciplinariedad, cuyo eje articulador es la investigación.
“Cada semestre los profesores proponen seminarios desde cada uno de los componentes. Esa propuesta tiene que ver, en su mayoría, con los avances que cada docente va haciendo en sus investigaciones, en trabajos o proyectos de los grupos de investigación que conforman la maestría. Cada estudiante va armando su propia ruta formativa desde que ingresa al programa, en compañía de su director de tesis”, comenta la coordinadora.
Esto propicia que los profesores estén actualizados en materia de producción de conocimiento y de procesos culturales y, por otro lado, promueve la articulación de los proyectos de investigación y la producción académica de la maestría con otros avances e inquietudes que se generen en distintos niveles de formación tanto de la UPN como en el resto del país.
Aunque el modelo actual bajo el cual funciona la Maestría en Educación de la UPN fue establecido en 2002, esta reúne una experiencia de más de 30 años, si se tiene en cuenta que se trata de una propuesta que se transformó a partir de cinco programas de posgrado que existían en aquella época, cada uno con un énfasis de profundización distinto.
Una trayectoria que se continúa fortaleciendo a partir del trabajo de los grupos de investigación con reconocimiento nacional e internacional, desde los que se desarrolla una importante productividad que se refleja en la participación de un buen número de eventos, así como publicaciones de libros y artículos.
Trabajo del que hacen parte no solo maestros en formación y en ejercicio, como cabe esperarse en un programa de formación posgraduada en educación y pedagogía, sino que se han unido también cada vez más en los últimos años profesionales que desde otras ramas están interesados en este campo, abriendo un diálogo en el que participan diferentes enfoques y miradas.
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