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Proyección social

Líderes y lideresas sociales se licencian en educación comunitaria en la UPN

Dec 4, 2020
Escrito por: Alejandra López
 

 

 

Con 54 años Luz Faney Vargas o Lucerito, como la suelen llamar, volvió a sentarse en un salón de clases. Ella, como la mayoría de los líderes y lideresas sociales que en agosto se graduaron de la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en Derechos Humanos de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), vieron en este proyecto la que podría ser la última oportunidad de obtener un título profesional que acreditara una carrera que han cursado gran parte de sus vidas, aunque fuera de las aulas.

Durante los últimos dos años defensores de Derechos Humanos (DD.HH.), del territorio, animalistas, representantes de la comunidad LGTBI, feministas, miembros de comunidades indígenas, como otros perfiles entre los 29 y los 66 años de edad, recorrieron los pasillos de la institución los viernes y los sábados para formarse como educadores dentro del programa de profesionalización adelantado por la UPN en conjunto con la Secretaría de Gobierno.

Una iniciativa que surgió en el año 2017 cuando los líderes sociales Viviana Espinosa y Diego Aguilar le plantearon a esta entidad reemplazar los cursos y talleres que se debían incluir dentro del programa de formación en DD.HH. a la ciudadanía y emplear esos recursos para apoyar la profesionalización de esas personas que desde sus comunidades adelantan proyectos  de liderazgo.

 


Proceso que encontró en la UPN un aliado importante gracias a su programa de Licenciatura en Educación Comunitaria, con acreditación de alta calidad, desde el que se adelantó la adaptación de su contenido académico para convalidar los saberes y experiencias que ya poseían los líderes y lideresas con los espacios de práctica y conseguir que el pensum se desarrollara en cinco semestres en lugar de diez, según explica la profesora Sonia Torres, quien en aquel momento era la coordinadora del programa.

 

 

 

 


“Agrupamos los espacios académicos para fortalecer la formación específica en el ambiente disciplinar, como el tema de Derechos Humanos y la pedagogía”, comenta la docente, quien añade que también se le dio especial importancia a las prácticas pedagógicas pues cada líder debía formar a su vez a 35 personas dentro de su comunidad o a nivel institucional cada semestre.

Es así como Lucero y sus compañeros  hoy son formadores de formadores gracias a un programa en el que además lograron darle un fundamento teórico a muchas de las prácticas que emprenden a diario. “Nos invitó a leer de una manera distinta lo que pasa en la comunidad y a desarrollar estrategias que propendan por la reivindicación de los derechos, para no rendirse a pesar de las dificultades”, comenta. 

Desde hace aproximadamente 11 años ella asegura tener uno de los trabajos más bonitos desde que se vinculó a una fundación con la que ha desarrollado una propuesta denominada como centros de reconciliación. Son espacios físicos que van desde el salón comunal o el de la parroquia, en donde se promueven pedagogías de paz, convivencia, diálogo y restauración para que, como dice ella, aprendamos a ‘hacernos pasito’.

“La profesionalización nos da un estatus distinto, nos dignifica. Es la forma como la ciudad reconoce lo que hacemos. Es un tributo, una forma de retribuir tanto el esfuerzo propio como el de mis compañeros”, expresa Lucero. Un reconocimiento que también recibió de manera póstuma Gregorio Barreto, líder que hizo parte del programa pero que lamentablemente falleció antes de ver el proceso culminado.

 

 

Un proyecto a continuar

Para el profesor Helbert Choachí, actual coordinador de la licenciatura, estas iniciativas de formación de líderes sociales son importantes porque se trata de personas que intervienen, dinamizan y le apuestan a la transformación de la conflictividad en sus espacios de trabajo, por eso cualificarlos a ellos y a sus proyectos también es fortalecer sus propuestas.

“Trabajar con líderes y lideresas sociales es poner a la academia y a la Universidad al servicio de las comunidades, dispuestas a atender las necesidades de los sectores sociales históricamente excluidos”, afirma el docente, para quien esta experiencia dejó aprendizajes importantes desde el punto de vista educativo y administrativo que esperan aplicar en la apertura de futuras convocatorias.

De hecho,    se está trabajando en un nuevo acuerdo con la dirección de DD.HH. de la Secretaría de Gobierno para abrir una nueva cohorte el próximo año, gracias a los resultados positivos obtenidos, entre los que se cuenta la incorporación de cuatro de los egresados de la licenciatura al trabajo de esta misma entidad.